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Meditaciones

Concéntrese

Enviado por edupa el 11/05/2011 11:12

Yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hag olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante.

Filipenses 3:13

Un atleta que corre en una carrera debe fijar los ojos en algo que está delante de él. No puede mirarse los pies o caerá de bruces. No puede distraerse con los otros corredores. Tiene que concentrarse en la meta que tiene delante.

La notable concentración de Pablo era el resultado de dos cosas. En primer lugar, optó por olvidar "lo que queda atrás". Eso incluye las cosas buenas y las malas. Quiere decir que no debemos extendernos en las obras y las realizaciones virtuosas más de lo que debemos pensar en los pecados y fracasos pasados. Lamentablemente, muchos cristianos están tan distraídos por el pasado que no hacen ningún progreso actual.

En vez de mirar al pasado, Pablo se concentró en el futuro. Al decir "extendiéndome", describe a un corredor que estira cada uno de sus músculos para alcanzar la meta. Para hacer eso tiene que eliminar las distracciones y concentrarse solo en la meta que tiene por delante. ¿Tiene usted esa concentración en su deseo de ser semejante a Cristo? 

 

 

Máximo esfuerzo

Enviado por edupa el 10/05/2011 11:37

Prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.

Filipenses 3:12

El crecimiento espiritual no es un ejercicio intermitente; debe ocupar todo el tiempo. En realidad, la palabra griega para "prosigo" se empleaba para describir a un corredor de carreras cortas, y se refiere a un enérgico esfuerzo. Pablo estaba corriendo con todas sus fuerzas, distendiendo todos los músculos espirituales a fin de ganar el premio (cp. 1 Co. 9:24-27). También dijo que debemos pelear "la buena batalla de la fe" (1 Ti. 6:12)

Esa perspectiva no estaba limitada a Pablo. El autor de Hebreos escribió: "Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante" (He. 12:1).

Nuestra búsqueda vitalicia es ser semejantes a Cristo. El correr esa carrera exige el máximo esfuerzo en el uso de los medios de gracia Dios nos ha dado. 

Bendiciones del crecimiento espiritual

Enviado por edupa el 07/05/2011 10:00

Para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador.

Tito 2:10

Como los cristianos ya tenemos derecho al cielo y alcanzaremos un día la perfección en la presencia de Dios, ¿por qué es necesario el desarrollo espiritual? Hay varias razones.

En primer lugar, glorifica a Dios.

En segundo lugar, prueba la salvación. El cambio externo muestra un cambio interno del corazón.

En tercer lugar, es un buen testimonio. El crecimiento espiritual muestra la verdad de Dios para que otros la vean.

En cuarto lugar, da seguridad. Cuando progresamos espiritualmente, vemos a Dios obrando en nuestra vida, y eso contribuye a nuestra confianza en nuestra salvación (2 P. 1:10).

En quinto lugar, nos libra de tristeza innecesaria. La falta de crecimiento hacia la santidad resulta solo en dolor y tristeza.

En sexto lugar, protege de reproche la causa de Cristo.

Y por último, nos hace útiles para servir en la iglesia.

Así que siga creciendo y sea una bendición para quienes usted conozca. 

Conciencia limpia

Enviado por edupa el 30/04/2011 22:50

¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?

Hebreos 9:14

Nuestra seguridad en Cristo resulta de "la aspiración de una buena conciencia hacia Dios" (1 P. 3:21). La palabra griega para "aspiración" se refiere a un compromiso, en este caso estando de acuerdo en cumplir ciertas buenas condiciones exigidas por Dios antes de ser puesto en el arca de seguridad (Cristo).

A las personas no regeneradas las condenan su conciencia. Alguien que pide a Dios una buena conciencia está hastiado de su pecado y desea ser liberado de la carga de culpabilidad que lleva. Tiene un temor agobiante del juicio venidero y sabe que solo Dios puede librarlo. Él desea la limpieza que se efectúa mediante la sangre de Cristo (cp. He. 10:22). Así que se arrepiente de su pecado y pide perdón.

Cuando Cristo sufrió en la cruz, el infierno lanzó toda su furia contra Él, y los impíos desahogaron su odio contra Él. Pero a través de ese sufrimiento Él sirvió como arca de seguridad para los redimidos de todas las épocas. Y como triunfalmente dio salvación mediante su sufrimiento, estamos seguros en Él. 

GAV

Verdadera muerte

Enviado por edupa el 25/04/2011 03:52

Siendo a la verdad muerto en la carne.

1 Pedro 3:18

El versículo de hoy indica que terminó la vida física de Jesucristo. Algunos niegan la resurrección de Cristo de los muertos afirmando que nunca murió, sino que se desmayó. Presuntamente se reanimó con la frialdad del sepulcro, se levantó y salió caminando. Pero Pedro es clar "Jesús murió como la víctima de un asesinato jurídico".

Los romanos que ejecutaron a Cristo se cercioraron de que estaba muerto. Quebraron las piernas de los ladrones crucificados junto a Él a fin de apresurarles la muerte. (Un crucificado podía atrasar la muerte mientras pudiera levantarse sobre sus piernas.) Sin embargo, no se preocuparon por quebrar las piernas de Cristo porque pudieron ver que ya estaba muerto. Para comprobar su muerte, le abrieron el costado con una lanza, del que salió sangre y agua; solo sangre, no agua, habría salido si Jesús hubiera estado vivo (Jn. 19:31-37). Sin duda, Cristo estaba muerto. Y eso significa que su resurrección fue verdadera. 

El triunfo de Cristo

Enviado por edupa el 25/04/2011 03:49

También Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios.

1 Pedro 3:18

Es increíble pensar que alguien que era perfectamente justo muriera por los injustos. Pilato tenía razón cuando dijo de Jesús: "Ningún delito hallo en este hombre" (Lc. 23:4). Las acusaciones presentadas contra nuestro Señor fueron inventadas. Los testigos fueron sobornados, y el fallo condenatorio era ilícito.

Pero Cristo triunfó en medio de ese injusto sufrimiento al llevarnos a Dios. Y aunque los creyentes nunca sufrirán como sustitutos ni redentores, Dios puede usar nuestra reacción cristiana ante el sufrimiento injusto para atraer a otros a Él.

Así que, cuando el Señor nos pida que suframos por su causa, debemos comprender que solo se nos pide que soportemos lo que Él mismo soportó de manera que podamos llevar a otros a Él. 

Sufrimiento por los pecados

Enviado por edupa el 25/04/2011 03:45

Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne.

Romanos 8:3

Cuando como creyentes sufrimos la persecución, la crítica o incluso la muerte, somos pecadores que sufren debido a los pecados de los demás. Nuestro dolor puede ser resultado de los pecados de odio, enojo, envidia o asesinato.

Cristo también sufrió por los pecados, pero como el inmaculado. Primera Pedro 2:22 dice que Él "no hizo pecado". Nunca pensó, dijo ni hizo nada malo. Más bien, todo lo que pensó, dijo e hizo fue perfectamente santo. Los pecados de los demás lo pusieron en la cruz: de quienes se burlaron de Él y de quienes lo clavaron en la cruz. Él murió por los pecados del mundo entero.

El versículo de hoy dice que Jesús murió "a causa del pecado". Él sufrió como ofrenda por el pecado porque "la paga del pecado es muerte" (Ro. 6:23). Así como en el Antiguo Testamento Dios exigía un sacrificio de animal para simbolizar la necesidad de nuestra expiación por el pecado, el Nuevo Testamento presenta a Cristo como el sacrificio que no solo proporcionó un símbolo, sino también la realidad de nuestra expiación eterna por el pecado. 

Sufrimiento con Verdadero propósito

Enviado por edupa el 25/04/2011 03:42

Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre.

Hebreos 6:20

El propósito de Cristo al llevar nuestros pecados en la cruz y soportar las tinieblas de la muerte fue abrir el camino hacia Dios. El apóstol Pedro dijo que Cristo murió "para llevarnos a Dios" (1 P. 3:18). Dios mostró simbólicamente esa verdad al rasgar el velo del templo de arriba abajo, abriendo el lugar santísimo al acceso inmediato de todos los adoradores (Mt. 27:51). Como sacerdotes, todos los creyentes pueden entrar a la presencia de Dios (1 P. 2:9; He. 4:16).

El verbo griego traducido como "pueda llevarnos" (1 P. 3:18) expresa el propósito de la obra de Jesús. Se empleaba a menudo el verbo cuando se estaba presentando a alguien. La forma nominal de la palabra se refiere al que hace la presentación. En la época de Cristo, los funcionarios de las cortes antiguas controlaban el acceso al rey. Una vez que estaban convencidos del derecho de ese acceso de una persona, el funcionario llevaba a esa persona a la presencia del rey. Y esa es precisamente la función que Jesucristo desempeña por nosotros ahora. Como Él dij "Nadie llega al Padre sino por mí" (Jn. 14:6). Él vino para llevarnos a la presencia del Padre. 

PRIORIDADES CORRECTAS

Enviado por edupa el 10/03/2011 12:11

Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.

Colosenses 3:2

¿Dónde están sus prioridades? ¿Se está concentrando en las cosas de este mundo o en las cosas espirituales? ¿Si Cristo viniera mañana se estropearían los planes de usted? Lamentablemente, muchos cristianos esperan que Él no se aparezca por algún tiempo.

¡Qué comentario tan triste! Si prefiere estar en la tierra que estar en el glorioso hogar de Cristo en el cielo, entonces usted no ama su venida. Dios se aflige cuando no vivimos esperando su gloriosa presencia y estamos más interesados en las cosas efímeras de este mundo.

¿Dónde está su corazón? Es tiempo de hacer un examen minucioso de sus prioridades. Cuando verdaderamente se está agradecido por la salvación que Dios ha dado, se vive con la esperanza de la plenitud de esa salvación aun por venir. Haga suyo el deseo de Juan: "Sí, ven, Señor Jesús" (Ap. 22:20). 

GAV

Avergonzado en nada

Enviado por edupa el 21/12/2010 10:58

Conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo.

Filipenses 1:20

El versículo de hoy recuerda la promesa de Cristo en Mateo 10:32: "A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos". El que reconoce a Cristo como Señor en la vida o en la muerte, si fuera necesario, es a quien el Señor reconocerá delante de Dios como suyo.

El apóstol Pablo podía regocijarse en esa verdad. Sabía que nunca sería avergonzado ante el mundo, ante el tribunal del César ni ante Dios mismo porque sabía que Dios sería glorificado en su vida. El Antiguo Testamento afirma que los justos nunca serán avergonzados, mientras que los injustos sí lo serán.

Ser avergonzado quiere decir desalentado, desilusionado o desacreditado. Pablo sabía que eso nunca le sucedería gracias a la promesa de Dios a los justos. Pudiera haber tenido en mente Isaías 49:23: "No se avergonzarán los que esperan en mí". Sea usted uno de los que no se avergonzarán.

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